El portal nº1 de esquelas online
D.E.P.
Ruegan a Ud. asista al act de despedida que tendrá lugar el día 6 a las 12:00 de la mañana, en la Capilla del Tanatorio Los Jardines - León.
El equipo de Rememori.com quiere hacer llegar a su familia y allegados su sincero mensaje de condolencia, y ofrecerle todos los servicios que ofrece nuestra web, para recordar y homenajear a sus queridos fallecidos.
A Ordoño Llamas, la persona que tuvo la sensibilidad de captar con su mirada esta inmortal estampa del Valle de mi pueblo, Riaño. Un lugar que se nos antoja, maravilloso; lleno de la riqueza que todos llevamos dentro de nuestra propia naturaleza; la que anhelamos en los momentos más difíciles e importantes como seres humanos y animales que somos. Nos referimos a las grandes virtudes que nuestro día a día, ensombrece en un mundo cuyas prioridades están lejos de ser virtud. Consecuencia de ello, el contraste entre la realidad actual y lo que expresa esta fotografía. La mirada de un persona con la que estamos seguros, tenemos en común el amor a la Naturaleza, que es lo mismo que el amor a nosotros mismos, en plural. Ha muerto un poeta y con la llama de la poesía de las palabras de Antonio Colinas, como entonces, te despedimos amigo Ordoño. "Recuerdo que una vez siendo niño, esperé la luna en estos valles de León. Era un pozo de sueños cada instante."
Lo importante que fuiste, y lo mucho que te agradezco el haberte conocido, siempre en el corazon
ORDO EN EDIMBURGO Hoy es el aniversario de la partida de Ordo, aunque parezca mentira ha pasado un año. Así que he puesto velas en las iglesias de Edimburgo y he respirado su ambiente de silencio recordando a mi maravilloso hermano. Gracias por todo lo que me enseñaste y me sigues enseñando.
Adiós, Ordoño Llamas Buenas tardes. Semana tras semana conocemos como algunos llamados empresarios se comportan como auténticos tiranos tratando con absoluto desprecio a aquellos trabajadores que con su esfuerzo los enriquecieron y de los que prescinden o bien usan cual se de mercancía barata se tratara cuando gestionan cazar ayudas o subvenciones públicas. Y ahí siguen, día tras día, sin que un mal catarro los afecte y mientras tanto este maldito 2013 ya se ha llevado por delante a un empresario modelo y modélico, que se atrevió a crear una consultoría medioambiental puntera a nivel nacional, que prefirió quedarse en su León querido cuando los diablos del mando regional lo tentaban para ubicarse más cerca del poder. Generó empleo, formó laboralmente a muchos licenciados leoneses, llevó las nuevas tecnologías a la gestión del territorio, apostó por otros modos de hacer y transmitir cultura, y no abandonó nunca su pasión por la naturaleza y la fotografía. Hoy ya sus cenizas vuelan al lado de un treparriscos en las montañas cantábricas. A ti, Ordoño Llamas, mi cariño y mi respeto, y estoy convencido que el de otros muchos. Contigo, las cosas irían mejor. Arsenio Terrón para Radio León, 10-01-2013
Mi prima Mari Carmen me regaló, en tiempos más felices, un libro maravilloso: El señor de los anillos y este me llevó como a todos los lectores de Tolkien a otro libro, El Hobbit. En él se nos habla de un ‘viaje inesperado’. Orod era mi primo mayor, pero recuerdo cuando era Ordoñín para mí, y ahora ha partido en un viaje inesperado. Nunca conocí a nadie de ciudad con tantísimo amor al campo. Y Amor con mayúsculas. En ese sentido era bastante hobbit. Le encantaba el cultivo de su huerto, ver crecer la naturaleza, mimar sus plantas con el cariño más puro a la Tierra. Y, naturalmente a la naturaleza toda. Recuerdo que los primeros y únicos lobos que he tocado y tenido en mis brazos de niño, me los puso Ordo. Lobeznos que acabarían en el Parque de Doñana. Era un nuevo Félix Rodríguez de la Fuente y, como él, también se ha ido joven. Pero siempre quedará en nuestro recuerdo su sonrisa, siempre amable y dulce, su cariño y amor a sus hijos y a Blanca; y su mirada. Ordo tenía una mirada especial, y no lo digo con guasa: veía la Belleza de las cosas y las fotografiaba con ternura. El mundo a través de sus ojos era especial. No solo una mota de polvo en el espacio: era hermoso y Ordo lo había visto. Hay una foto que lo resume todo: Mari Carmen, con un pájaro en su hombro y una lata de refresco de la que bebe este. Esa foto aúna las tres cosas más importantes: la familia, la naturaleza y la alegría. Ordo, Quizás como en El Hobbit vuelvas un día de tu viaje inesperado a contarnos la historia de una ida y una vuelta. Hasta entonces te tendremos en nuestros corazones viéndote sonreír. Gracias por todos estos recuerdos Ordo. Mi Ordoñín. Tu primo Miguel (Miguelín)
Querido Ordoño, me dicen que te has ido. Seguramente a buscar nuevos paisajes donde admirar la vida, esa que juntos conocimos hace ya más de treinta años en la Facultad de Biología de León. He vuelto a ver la foto que nos hicimos en nuestro 25 aniversario de la promoción. Allí estamos casi todos, como si no nos hubiéramos ido. Juntos ese día que hacía tanto frío y que casi no llego porque el avión no podía aterrizar en León. Ese encuentro precioso donde volvimos a recordarnos. Sé feliz, nos quedamos con tu recuerdo. Vuelve a la naturaleza lleno de paz. Un beso, mi amigo.
Queridos familiares y amigos de Ordoño: Estas líneas apresuradas no quieren ser una loa a Ordoño porque sus cualidades han quedado más que expuestas en todo lo que se ha dicho en estos tristes cinco últimos días. Y permítanme decir, permitidme, que será difícil volver a percibir en otra ocasión tanta sinceridad en las palabras de cariño y admiración que han flotado en el escenario vertiginoso de un inicio de año que a todos nos ha partido por la mitad. Si algo nos puede llegar a reconfortar en esta desazón es que Ordoño ha vivido un gran audiovisual, uno de esos a los que dedicó tanta pasión desde su afición y profesión. Dicen que cuando la vida nos abandona pasan de corrido las imágenes que uno ha visto y querido. Con las de su familia y amigos así habrá sido, seguro, con el resto imposible. Necesitaría decenas de vidas para repasar la belleza que siempre supo captar, no con cámaras, que también, sino con su vocación para valorar la vida, esa que ahora se escurre pero que con él, créanme, deja tremenda huella. Perdón por esta licencia un poco más personal, de grupo: sus amigos, los amigos de campo, los de hace tantos años y sus amigos de la empresa Tomero y Romillo (Gelu, un beso muy fuerte), -tengo la fortuna de estar en ambos grupos-, estamos destrozados pero nuestros abrazos han sido, cómo decirlo, pues eso, de amigos, de lo que dicen amigos del alma. Ha sido como abrazar a Ordoño. ¡Qué bueno es tener amigos! Ordoño va muy ligado a las alas, a las miles de aves que acarició con la mano o con los ojos. La metáfora es fácil pero suya es: hoy vuela hacia donde tantas horas miró, al cielo. Pudo con él ese nudo traidor en su cabeza pero nunca borrará de las nuestras la memoria de su sonrisa, cerrada y socarrona, y de su carcajada, abierta y rota. Blanca, qué decirte, Ordoño ha sido... un gran tipo. Guzmán, Mario, Miguel, vuestro padre es enorme y siempre, todos los que aquí estamos, compartiremos con vosotros su recuerdo. Un abrazo. Este texto fue redactado por Mario S. de B. en la noche del 5 de enero de 2013 pero lo fue, así quise desde el principio asumir el encargo, en nombre de todos los amigos que compartimos con él durante tantísimos años amistad, de la buena, y días y días que nunca olvidaremos. (leído en el funeral de Ordo, 6 de enero de 2013)
" Todos los que estamos aquí hemos vivido algún trozo, muchos o pocos, de la vida de Ordoño. Yo compartí con Ordo su infancia, su barrio, los juegos en casa de sus padres, Ordoño y Enede, con su hermana Mari Carmen. Puedo ver perfectamente el pasillo y la cocina de su casa,el callejón del local de su padre cuando íbamos a buscar restos de madera... las excursiones al campo de los domingos, todos en un coche, su familia y la mía... Quiero agradecer a su esposa, a sus hijos, a su padre, a su hermana, que nos hayan permitido compartir entre todos este momento triste, tristísimo, que nos tiene conmocionados, o encogidos, o bloqueados... Llorar por un amigo muerto no va a devolverle a la vida, pero nos ayudará a pasar mejor estas horas tan amargas para todos. Gracias Ordo, por haber formado parte de nosotros, tus amigos te llevaremos siempre en el corazón. Gracias Blanca, Mario, Miguel, Guzmán, gracias a todos por estar aquí."
¡Quién nos lo iba a decir, Ordoño! Hace solo una semana celebrando que estaba a punto de acabarse el año y, ahora, aquí, despidiéndote. Estábamos solo los padres porque los chicos, los mismos que, sin saberlo, nos juntaron como grupo hace ya 14 años en su primer año de colegio, empiezan a volar solos y cumplirán los 18 este año que acabamos de comenzar y del que la muerte, siempre tan dura con las ganas de vivir, no te ha permitido ver ni uno solo de sus amaneceres. Es el momento de la despedida y no se nos ocurre mejor forma de hacerlo que con el recuerdo de los buenos ratos vividos, esos que mañana nos ayudarán a seguir hacia delante, aunque tú ya no estés con nosotros. Recordaremos las muchas horas sumadas en el parque y en los partidos de baloncesto durante los primeros años, luego las reuniones para tomar unos vinos, los recorridos por el campo y, sobre todo, las casas rurales en las que, año tras año, hemos tenido la ocasión de compartir unos días que ahora se nos antojan ya irrepetibles. La primera vez que llegamos en tropel a una casa rural fue en Badilla, en una comarca, Los Arribes, que, como tantas otras, tú habías recorrido palmo a palmo con tu cámara. La experiencia fue tan buena y disfrutamos tanto, que luego fuimos repitiendo todos los años y, así, paseamos por los Collados del Asón, por la Isla de Arosa o los recovecos de A Fervenza, por los pinares de Revenga y el Cañón de Río Lobos, por las playas de Andrín o, la más reciente, por Liébana y Fuente Dé. Aquí, en plenos Picos de Europa, sentados sobre los Horcados Rojos y con el Naranjo de Bulnes al fondo, tenemos la última foto de grupo en la que estamos todos. Daba lo mismo que decidiéramos ver las vidrieras de la catedral desde la plataforma, que tuviéramos que elegir la casa rural para el siguiente año o que necesitáramos pasear por las montañas de León empapándonos en los colores del otoño o con las últimas nieves del invierno. Al final, siempre eras tú el que acababas organizándonos, marcando hora y lugar para la salida y, finalmente, poniéndonos a todos en fila, montaña arriba, camino de uno de esos paisajes escondidos que conocías mejor que nadie. Es verdad que, a veces, éramos algo remolones y tenías que engañarnos un poco diciendo que en media hora seguro que llegábamos …, que justo detrás de aquel collado ya casi estamos … o que, a partir de aquella loma, ya no hay subidas y casi solo nos queda llanear. Pero, al final, siempre acabábamos llegando a uno de esos rincones preciosos que querías enseñarnos y ni nos acordábamos de lo que nos había costado llegar hasta allí. Porque, no sé si eras consciente de ello, pero tenías una enorme facilidad para contagiar tu empeño por disfrutar de la naturaleza y de la vida. Por eso, ahora que no vas a poder guiarnos por la montaña escogiendo el sendero bueno, estamos seguros de que, con tu inseparable cámara al hombro, habrás sabido elegir los paisajes más hermosos y la mejor ruta en este último viaje.
Siempre que me veo en la situación de recordar una cita de un novelista o poeta, me vienen a la cabeza esos versos de Rafael Sánchez Ferlosio: “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos/vendrán más años ciegos y nos harán más malos”. Ahora creo que, inconscientemente, los escribió pensando en este año maldito que apenas había tenido tiempo de empezar y ya era un año funesto; un año que seguirá siendo funesto aunque nos traiga alguna alegría que otra (igual le da por hacer algún derroche); que seguirá siendo funesto por siempre porque nos ha dejado sin ti y nos ha dejado más tristes, más indefensos, más solos (esta es otra cita, pero no sé de quién es, ni siquiera creo que sea literal), pero, sobre todo nos ha dejado más ciegos y más malos porque hay gente que ríe con los ojos y hay gente que ríe con los labios y, hay incluso, quien ríe con los ojos y con los labios, pero tú te reías con el cuerpo entero y con tu risa absoluta y necesaria nos iluminabas y nos hacías más buenos. Donde quiera que estés, sigue riendo por nosotros. Rosa.
REFLEXIÓN SOBRE LA MUERTE La vida es un viaje mágico y es nuestra gran oportunidad antes de que llegue el fin de la misma, pues, al igual que todos los demás seres del universo, soy mortal. Los del pasado ya han muerto, los del presente estamos en trance de morir y los del futuro morirán. Todos sin excepción, yo mismo, de año en año, de día en día, de hora en hora, de minuto en minuto, dejo de ser lo que era y me acerco al momento inevitable de mi muerte. Por muy valiente y fuerte que sea, santo o criminal, no podré detener a la muerte. Por muy rápido que sea, no podré huir, y por muy erudito que me considere, ni la habilidad de mis palabras, ni mi elocuencia, cambiarán nada. Vivimos de espaldas a la muerte. Si tuviera esto presente en la mente, mi vida y la de todos sería muy diferente, plena de sentido, solidaridad, desinterés y buenaventura.
Te veía cada varios meses, hablaba contigo por teléfono cada vez menos desde que Guzmán se independizó, pero no sabes cómo te echo de menos. Un beso donde quiera que estés.
Blanca, Mario, Miguel, Guzman, nuestro grupo de amigos del entorno de Azadinos estamos con vosotros. Hoy es un día triste para vosotros, triste para todos. Va pasando por nuestras mentes los recuerdos de los momentos vividos contigo; las múltiples rutas que tu Ordoño nos marcabas y guiabas por la montaña. Fueron muchas las lecciones que nos diste a nosotros y a nuestros hijos, y que nos han ayudado a entender, amar y disfrutar mas de la naturaleza. Sabemos poco de la vida. No entendemos bien este fatal desenlace, tu conoces mejor que nadie las leyes naturales, estamos seguros que sabrás aceptar tu destino. Sin embargo aunque aceptemos el destino, son muchos los gratos momentos que nos has proporcionado. El fin no llega con la muerte sino con el olvido, y nosotros nunca te olvidaremos.
Tremendo golpe el de saber que ha muerto Ordoño. Poco tiempo compartimos en La Marisma y en León, pero suficiente para tenerle un gran aprecio. Victor Fernández Pasquier
Un fuerte abrazo en estos difíciles momentos