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Tino y Luis eran auténticos "free lances" y hacían ese trabajo que la ciudadanía ni las autoridades nunca les agradecieron, por hobby, porque los gastos -cámaras y tiempo- siempre superaban a los ingresos.Tino siempre fue un "free lance" independiente, hasta tal punto que en cierta ocasión, por negarse a una orden que pretendía darle el entonces Delegado de Información y Turismo, José Luis Herrero Tejedor, le suspendieron sus colaboraciones en TVE. Curiosamente, el propio Herrero Tejedor le hizo llegar una carta en la que "quedaba suspendido de empleo y sueldo". Tino carecía de ambas condiciones en TVE y ese, auténtico, papel mojado luego sería una prueba irrefutable, 20 años después, cuando Tino y Luis pleitearían con TVE para pasar a formar parte de la plantilla del recién creado Centro de TVE en Cantabria.Empecé colaborar con Tino y Luis en 1975, estando aún cumpliendo el servicio militar en Santander, cuando me contrató el director de TVE en el País Vasco, Maxi Hernández. 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Recuerdo que, a finales de los 70, cuando ya dependíamos de Madrid y no de Bilbao, una noche fuimos convocados algunos periodistas, de forma particular, entre ellos Manuel Angel Castañeda y yo, en su domicilio de la calle Méndez Núñez, por el entonces senador de UCD, José Luis del Piñal, que iba a documentar unos vertidos contaminantes en el Besaya. La noticia era importante y la entrevista, con la denuncia del senador en primera persona, fue enviada a Madrid y emitida por TVE. Las intrigas de un periodista local, metido a muñidor político, hicieron que los altos responsables de la UCD, uno de los cuales era el causante del vertido, presionaran al entonces director general de TVE para quitarme de en medio de la corresponsalía. Sin embargo, Luis Mariñas, entonces responsable del "Informativo 1" de TVE, conocedor de la intriga, consiguió que me apartaran de la información política, pero pudiera seguir haciendo noticias culturales y deportivas o sucesos. La "sanción" duró sólo tres meses, porque un buen día Tino Lobera, por su cuenta, me rehabilitó.Y así continué en TVE durante 30 años hasta que Carmen Cafarell y unos directivos que pasaran a la historia por su incapacidad, decidieron prescindir de más de 4.000 trabajadores, entre los cuales me encuentro. Tino Lobera era capaz de casi todo. Y digo de "casi todo", porque tras su ingreso en el Centro de TVE en Cantabria, hubo algo con lo que no pudo. Se negó a trabajar con las cámaras de video. A él, como a cualquier artista, le gustaba el cine. El cine era arte, tenía riesgo, el profesional tenía que poner mucho de su parte en el éxito de la tarea. Con el VTR, el cámara ponía un poco menos de su parte. Suerte para Tino y Luis, que llegó el primer ERE, al que se acogieron gustosos. Se olvidaron de las cámaras y vivieron felices junto a sus respectivas familias. Pero, como ocurre con los roqueros, los viejos reporteros, nunca mueren.Quedó pendiente para ambos un merecido homenaje para los pioneros de la televisión en Cantabria. Recientemente la UIMP y TVE han presentado un reportaje, muchas de cuyas imágenes habían sido realizadas por Tino Lobera y algunas entrevistas por el que suscribe. Ignoro si se hizo mención de esta circunstancia en el acto de presentación, porque en los créditos del reportaje, creo que no. Es una lástima, porque hubiera sido una buena oportunidad para rendir homenaje a quien paseó tantos años por los pasillos de La Magdalena con su cámara al hombro. Tino se fue sin homenaje, como tantos otros en esta tierra ingrata hacia los suyos y facilona para los foráneos, pero se ha ido con la alforja llena de amigos.Sólo me queda testimoniar mi más sincera condolencia, que no he podido hacer personalmente, a la familia de Tino, a su esposa Mina, compañera de toda la vida, a sus hijos, Marisa y Javier, y a su hermano, Luis. ¡Adios, tigre!. ¡Que te vaya bien, púgil!. 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Los Viejos Reporteros Nunca Mueren

Falleció el día 14-11-2008
en Cantabria


La noticia de la pérdida de Tino Lobera lleva hasta mi memoria una larguísima lista de hechos y anécdotas en torno a un auténtico personaje, muy popular entre los que pasan de los 60 y un desconocido para los que no llegan a los 40. Tino Lobera fue portero del Rácing de los Alsúa, Joseíto y Echebeste; camisero de banqueros y, sobre todo, el pionero de la televisión en Cantabria.Tras destacar en el Rácing como guardameta. Algunos dicen que destacaba más por su vestuario, ya que estrenaba un jersey cada domingo con un colorido inusual para los cancerberos de la época, fue fichado por el Sevilla. La capital andaluza fue para él una auténtica universidad.Tino siempre dijo que él, con sus "palomitas" había hecho fotógrafos en Santander a los Hojas, Araúna y Bustamante, porque Tino, entre otras cosas, "no tenía abuela". También contaba sus "cantadas" que desesperaban en ocasiones a la hinchada local, porque Tino era como Curro Romero, capaz de hacer la parada más sorprendente y la mayor pifia. Era un individuo polifacético, de esos que casi todo lo hace bien. Ayudaba a su padre y luego se hizo cargo, junto a su hermano Luis, de la Sastrería Lobera, en la calle San Francisco, un lugar de tertulia para muchos santanderinos, en cuyo escaparate Tino mostraba sus fotos, como aquel inolvidable reportaje gráfico que hizo sobre los Milagros de Garabandal y que le publicaron en "La Gaceta ilustrada".Mientras Luis destacaba en la sastrería, Tino era un gran camisero. Entre sus clientes se encontraba Emilio Botín Sanz de Sautuola, padre del actual Presidente del Grupo Santander, a cuya residencia de Pérez Galdós acudía Tino para hacerle "las pruebas".Pero, por encima de todo, Tino Lobera, fue el pionero de la televisión en Cantabria, el primero que plasmó imágenes para el nuevo medio, en los años 60, con su cámara francesa, una "Pallard", de cuerda, que tenía una autonomía de filmación de 15 segundos, entre cuerda y cuerda, y cargaba rollos de película de 16 mm. de 30 metros. Con esa cámara y luego con otra también francesa, ya de batería y todas adquiridas por ellos, Tino y su hermano Luis -cuando se habla de Tino hay que referirse a Luis- grabaron las primeras imágenes para TVE del Festival Internacional en la Plaza Porticada, de los cursos de la UIMP en La Magdalena o de los partidos del Rácing en los viejos Campos de Sport. En esos años, hasta 1975, las imágenes se grababan sin sonido y las enviaban a Madrid, a Prado del Rey, por tren. Tino y Luis eran auténticos "free lances" y hacían ese trabajo que la ciudadanía ni las autoridades nunca les agradecieron, por hobby, porque los gastos -cámaras y tiempo- siempre superaban a los ingresos.Tino siempre fue un "free lance" independiente, hasta tal punto que en cierta ocasión, por negarse a una orden que pretendía darle el entonces Delegado de Información y Turismo, José Luis Herrero Tejedor, le suspendieron sus colaboraciones en TVE. Curiosamente, el propio Herrero Tejedor le hizo llegar una carta en la que "quedaba suspendido de empleo y sueldo". Tino carecía de ambas condiciones en TVE y ese, auténtico, papel mojado luego sería una prueba irrefutable, 20 años después, cuando Tino y Luis pleitearían con TVE para pasar a formar parte de la plantilla del recién creado Centro de TVE en Cantabria.Empecé colaborar con Tino y Luis en 1975, estando aún cumpliendo el servicio militar en Santander, cuando me contrató el director de TVE en el País Vasco, Maxi Hernández. La corresponsalía de Santander, dependía, entonces, de Bilbao y las noticias de Cantabria se veían en "Telenorte". A partir de ese momento, ya elaborábamos aquí las imágenes y el texto que las acompañaba. Y desde Bilbao, para hacer entrevistas, acudían con cámaras que llevaban sonido incorporado, los hermanos Elorza o Pepe Peciña. Hay que significar que los Lobera, Elorza, Peciña, ... eran auténticos cámaras de cine, adaptados al nuevo medio informativo y que en ellos tenía preferencia la imagen -el arte- al texto- el periodismo-. Pero nunca, a pesar de ese aparente conflicto de intereses, hubo el más mínimo percance, ni la más ligera discusión. A Tino le debo, además de una amistad que permanecerá siempre, muchos conocimientos profesionales, especialmente del mundo de la imagen y el sonido. Recuerdo que, a finales de los 70, cuando ya dependíamos de Madrid y no de Bilbao, una noche fuimos convocados algunos periodistas, de forma particular, entre ellos Manuel Angel Castañeda y yo, en su domicilio de la calle Méndez Núñez, por el entonces senador de UCD, José Luis del Piñal, que iba a documentar unos vertidos contaminantes en el Besaya. La noticia era importante y la entrevista, con la denuncia del senador en primera persona, fue enviada a Madrid y emitida por TVE. Las intrigas de un periodista local, metido a muñidor político, hicieron que los altos responsables de la UCD, uno de los cuales era el causante del vertido, presionaran al entonces director general de TVE para quitarme de en medio de la corresponsalía. Sin embargo, Luis Mariñas, entonces responsable del "Informativo 1" de TVE, conocedor de la intriga, consiguió que me apartaran de la información política, pero pudiera seguir haciendo noticias culturales y deportivas o sucesos. La "sanción" duró sólo tres meses, porque un buen día Tino Lobera, por su cuenta, me rehabilitó.Y así continué en TVE durante 30 años hasta que Carmen Cafarell y unos directivos que pasaran a la historia por su incapacidad, decidieron prescindir de más de 4.000 trabajadores, entre los cuales me encuentro. Tino Lobera era capaz de casi todo. Y digo de "casi todo", porque tras su ingreso en el Centro de TVE en Cantabria, hubo algo con lo que no pudo. Se negó a trabajar con las cámaras de video. A él, como a cualquier artista, le gustaba el cine. El cine era arte, tenía riesgo, el profesional tenía que poner mucho de su parte en el éxito de la tarea. Con el VTR, el cámara ponía un poco menos de su parte. Suerte para Tino y Luis, que llegó el primer ERE, al que se acogieron gustosos. Se olvidaron de las cámaras y vivieron felices junto a sus respectivas familias. Pero, como ocurre con los roqueros, los viejos reporteros, nunca mueren.Quedó pendiente para ambos un merecido homenaje para los pioneros de la televisión en Cantabria. Recientemente la UIMP y TVE han presentado un reportaje, muchas de cuyas imágenes habían sido realizadas por Tino Lobera y algunas entrevistas por el que suscribe. Ignoro si se hizo mención de esta circunstancia en el acto de presentación, porque en los créditos del reportaje, creo que no. Es una lástima, porque hubiera sido una buena oportunidad para rendir homenaje a quien paseó tantos años por los pasillos de La Magdalena con su cámara al hombro. Tino se fue sin homenaje, como tantos otros en esta tierra ingrata hacia los suyos y facilona para los foráneos, pero se ha ido con la alforja llena de amigos.Sólo me queda testimoniar mi más sincera condolencia, que no he podido hacer personalmente, a la familia de Tino, a su esposa Mina, compañera de toda la vida, a sus hijos, Marisa y Javier, y a su hermano, Luis. ¡Adios, tigre!. ¡Que te vaya bien, púgil!.

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